Quillanco Magno o El Génesis del Horóscopo Patágonico

Bueno...la cosa, dicen, fue masomenos así.
Que acá, en los "tirrenos" del Valle Medio, en los tiempos donde hasta el viento anda extraviao, y las aguas del río subían de mar; existío un cacique tehuelche algo particular. Quillanco Magno se hacía llamar. Medio semidios y bastante fiero, se paseaba solo por la comarca pintando las copas de arboles, conversando con los peces del río, dandole formas a las nubes. Nadie, de su tribu, lo visitaba y todos lo borraron de entre sus contactos. Tenía bien ganaba su soledad a causa de su debilidad: Las Jodas.
Fue así que lo desterraron y lo condenaron a nunca más tener contacto con las personas. Paso muchos inviernos sin poder decirle a nadie que tenía frio, muchos 14 de febrero sin decir te amo, y lo que más dolía es haber sepultado su risa, su caracajada, aquella que inundaba el valle como lo hacen los truenos en día de temporal.
Fue así que un día después de una siesta, recordó que hacía muchísimo tiempo no festejaba su cumpleaños, ya casi no recordaba cuanto tenía, saco de entre sus harapos su reloj calculadora, y cayó en la cuanta de que se le había terminado la pila, con lo que estimó que ya debería tener cerca de 150 años. Decidió despachar las soledad y hacer una fiesta invitando solo a los animales. Así fue que invito a todos, pero de verdad, a todos los animales de la zona. Tardó un año en entregar todas las invitaciones.
Ya el día de su cumpleaños 151 vio que solo llegaron a la fiestita: el puma, la mara, el jabalí, la vaca, el zorrino, el ñandú, el peludo, la yarará, la corvina y el loro que recién llegaba de La Boca.
El pobre Quillanco Magno estaba extasiado de ver lo venían a visitar, aunque los animales solo venían por el matecosido gratis. Jugaron a El Martín Pescador, a carrera de embolsados, a encontrar los caramelos en el plato con harina y por último a ponerse apodos, fue así que a cada animal le correspondió uno y su personalidad se adecuaba a éste, el juego duró hasta entrada la noche y cuando se reunieron alrrededor del fogón, Quillanco Magno había desaparecido. Todo había sido una excusa del cacique para hacer de las suyas, burlandosez de los animales, quedando cada uno de estos preso de su apodo. Sólo de escuchó un fuerte estruendo y los siguientes 3 días llovieron sin cesar. Dicen que era la risa de Quillanco Magno, y se sabe que cuando hay tormenta, es él, que se rie de la torpeza de los humanos.

Luego de que nuestro astrologo de cabecera nos diera el visto bueno confeccionamos este horoscopo, mezcla del chino, el zodiacal, fijate que te tocó ser... y hacete cargo o aguantatela...